Invariablemente, año tras año, en algún momento del curso algún alumno plantea en clase de La noticia periodística la pregunta: ¿hay que escribir primero el titular y después la noticia o es mejor redactar la noticia y escribir el título al final?
Hay quien titula y de esa elección deriva la historia; y hay quien escribe y de la historia deduce el título. Son dos formas de aproximarse a la noticia perfectamente válidas, ninguna por encima de la otra.
Personalmente prefiero la primera. Creo que redactar primero el título, y los posibles subtítulos, aunque sea un esbozo, ayuda a centrar la idea, a enfocar la información. Sirve de brújula en los aspectos fundamentales que hay que tratar.
Eso sí, es frecuente que al terminar de redactar la información haya que volver al titular para trabajarlo: buscar el verbo adecuado, introducir matices, elegir sinónimos… No hay problema en modificar completamente la primera propuesta de titular. No hay que olvidar que la titulación está muy condicionada por el diseño del medio, ya sea digital o en papel, y que en la mayoría de las ocasiones el espacio del que se dispone es muy limitado.
Lo que sí es un error es titular sin conocer la historia porque el lector lo nota. No sirve hacer un título llamativo o polémico con el objetivo de conseguir el click si ese reclamo que promete el titular no se convierte en una realidad en el texto.
En muchas ocasiones titular es más un arte que una técnica. Es muy difícil dar normas generales sobre la titulación porque depende mucho del tipo de información que estemos escribiendo, del soporte en que se vaya a publicar y del estilo del medio. Pero hay una serie de características que debería reunir un buen titular y una máxima que conviene no olvidar: un mal título destroza la mejor de las noticias.
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