En los últimos meses una de las cosas en el mundo del periodismo que más me ha sorprendido es esta portada del diario Libèration.
«Somos un periódico, no un restaurante, no una red social, no un espacio cultural, no un estudio de televisión, no un bar, no un vivero de empresas», se lee en grandes letras en la primera página del diario.
¿Cómo? ¿Pero precisamente ahora un periódico, además de ser un periódico, no debería ser también todas esas cosas para sobrevivir?
Los periodistas del diario francés decidieron responder con esta portada a los propietarios de la cabecera, que pretenden convertir al medio en una red social «creadora de contenidos vendibles para una gran variedad de plataformas multimedia«. La idea es que Libération pase a ser «un lugar de intercambio abierto y accesible a todos, periodistas, artistas, escritores, filósofos, diseñadores».
La razón de estos cambios es buscar un nuevo rumbo ante la mala situación atraviesa el diario: perdió 1,5 millones de euros en 2013 debido a una fuerte caída de las ventas, y los empleados rechazaron un plan de ahorro que incluye un recorte de sus salarios del 10% y han iniciado una huelga.
Los periodistas del diario fundado por Jean Paul Sartre en 1973 consideran que el proyecto de los accionistas es ajeno a su «oficio» y no representa los «valores» del periodismo, y quieren limitarse a ser lo que son: un periódico. Pues muy bien, pero quizás pronto no sean nada.
Este jueves, el director de Libération, Nicolas Demorand, ha presentado su dimisión al frente del diario que dirige desde marzo de 2011. En 2012, tras sufrir una caída las cifras de ventas de ejemplares impresos, el director decidió modificar la estrategia y convertir Libération en una empresa multimedia.
Según Demorand, cada periodista estaba produciendo «una media de 0,1 artículos semanales para la página web» y «nadie de la redacción quería participar en los foros organizados por el diario». Al final, ha dimitido.
Sorprende que a estas alturas de la película de la crisis del periodismo todavía haya algunos que no quieran reconocer que las redacciones (y los periodistas) mono-medio han muerto, y que el periodismo impreso sin la amplificación que suponen las nuevas plataformas, las redes sociales y las comunidades de lectores/seguidores/fans es un periodismo en vías de extinción.
Los periodistas no debemos olvidar que los dueños de los diarios son los lectores: son ellos los que mandan con sus cambios de hábitos de lectura y de consumo, con los nuevos dispositivos que utilizan para informarse. También mandan los accionistas, editores, directores… Pero gran parte del destino del periodismo está en mano de los lectores.
No sé si las propuestas de los dueños de Libèration tendrán éxito para garantizar la viabilidad del periódico; pero lo que tengo claro es que negarse a cambiar la tradicional forma de hacer periódicos es la vía más probable para que la caída de Libèration sea mucho más rápida.
Deja una respuesta