Empiezo esta reflexión con una premisa básica: para hacer periodismo (sobre todo del pata negra) hace falta dinero. Y continúo con una segunda constatación: si la gente no está dispuesta a pagar por el periodismo (y está claro que en la mayoría de los casos no está dispuesta) entonces hay que buscar el dinero de la publicidad.
Ese es el negocio de las empresas informativas: la mayor parte de los ingresos llegan por el público y/o por la publicidad. Y si de la primera vía no se obtienen los suficientes recursos (seguramente porque no hemos hecho lo correcto para ello) habrá que potenciar la segunda. La pregunta es ¿hasta qué punto?
Toda esta introducción viene a cuento de la acción publicitaria de un banco que ha ocupado y uniformado las portadas de los periódicos españoles más importantes.
Como dice David Martínez en un muy acertado post, no es ni la primera vez que ocurre ni la campaña más novedosa. Eso sí, ha encendido Twitter con numerosas críticas a los medios que han cedido su portada a esta campaña de publicidad. El título del artículo de Martínez es una gran frase de la periodista Receba Arroyo: “Prefiero la publicidad en cubierta que encubierta”.
Rebeca Arroyo: «No me preocupa la publicidad de la cubierta sino la publicidad encubierta»
La coincidencia del destino ha querido que el día en el que los periódicos españoles uniformizan sus portadas y las ceden a una publicidad, un gran periódico como ‘The New York Times’ decide ceder su imagen de portada a las fotos que ha enviado los lectores a través de Instagram sobre la gran nevada caída en la ciudad, en una acción sin muchos precedentes en papel en la prensa tradicional.
The New York Times hace lo que necesita el periodismo: ponerse en el lugar de los lectores
Y ese contraste es, en mi opinión, brutal. ‘The New York Times’ hace lo que necesita el periodismo ahora mismo para sobrevivir: ponerse en el lugar de los lectores. Les cede espacio, comparte su información, deja que entren en el periódico, hace comunidad. Aquí ‘vendemos’ un anuncio, no información.
Vuelvo a repetir que sin dinero, sin los ingresos de publicidad, el periodismo de calidad es muy complicado. Es necesario un modelo de negocio sostenible. Pero al mismo tiempo estoy seguro de una cosa: si nadie quiere lo que vendes, no conseguirás vender nada. No tendrás lectores, y por tanto, no tendrás publicidad.
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