He dejado pasar una semana para ver tranquilamente los algo más de 30 minutos de despedida de Pedro J. Ramírez de la redacción de El Mundo. Su intervención la seguí en directo a través de Twitter: periodistas del diario iban dando cuenta de las palabras de Pedro J., de sus bromas, de sus recuerdos de casi 25 años al frente del periódico. Pero no había visto el vídeo. Quería que pasaran unos días para ver cómo un director se despide de su redacción. Fijarme en su mirada, en el tono de sus palabras, en su expresión.
Son unos minutos emocionantes, una imágenes que forman parte ya de la historia reciente del periodismo español. Sobre unos tacos de folios, cual mitin arcaico, cual charlatán, Pedro J. habla de periodismo. Transmite su pasión por el periodismo. Repasa algunas portadas históricas de El Mundo y habla del futuro de este negocio, la ‘digitalización’.
De todas las cosas que he leído sobre Pedro J. en los últimos días recupero parte de un artículo que escribió Fernando Baeta (director de Elmundo.es) .
«Ha sido duro trabajar con el que hoy se marcha. Muy duro. Asqueante, en muchas ocasiones. No todo han sido amor y fantasía. Atrás quedaron las patadas a las papeleras pero hasta anteayer mismo podían escucharse -en EL MUNDO siempre se escucha todo, no hay secretos- broncas y discusiones, gritos y susurros, enfrentamientos y discrepancias. Recuerdo hasta insultos y violencia verbal; distintas formas de ver esto o aquello que nos hacía a algunos dejarnos llevar por la vehemencia y la calentura. Pero sin rencores ni resentimientos. También ha habido ganas de desaparecer, de decir basta, de no querer volver al día siguiente, de estar harto, muy harto, de no soportarlo ni un minuto más, de no aguantar más ese cargante empeño suyo de querer tener siempre la razón, y de que probablemente la tuviera. Siempre ha sido, y seguro que seguirá siendo, un certero espadachín del lenguaje y de la controversia: te permitía todo en el duelo, absolutamente todo, aunque después hiciera lo que le diera la gana. Y otra vez sin rencores ni resentimientos por su parte. A todo esto y a mucho más seguíamos volviendo al día siguiente y hubiéramos vuelto, estoy convencido, hasta el último día de nuestras vidas».
Merece la pena ver el video completo.
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