Ahora sí. Es el fin de una época, sin marcha atrás, y el inicio de un camino que los demás también van a transitar.
«Se puede dar ya por hecho que el hábito de la compra del periódico en el quiosco ha quedado reducido a una minoría».
Con esta frase en una carta abierta a la redacción de El País, su director, Antonio Caño, certifica la defunción del periódico en papel y marca su apuesta irrenunciable, inequívoca e inevitable por convertirlo en un medio digital.
¿Cuánto tiempo va a seguir saliendo El País en papel? Seguramente a día de hoy nadie tiene una respuesta concreta. La transición se hará de una forma gradual. Pero, en cualquier caso, menos de lo que preveíamos. Los plazos ya no son relevantes, da igual que sea en seis meses, un año o tres.
«Asumimos el compromiso de seguir publicando una edición impresa de El País de la mayor calidad durante todo el tiempo que sea posible».
Quizá la pregunta más relevante, y que haya llevado a los responsables de El País a hacer este anuncio, es ¿cuánta gente va a echar en falta el periódico en los quioscos? No soy capaz de dar una cifra, pero sí puedo constatar un hecho: ninguno de los alumnos de Periodismo a los que he dado clase en los últimos siete años.
Para ellos, para los jóvenes, El País en papel era un medio invisible y, por tanto, no llorarán su pérdida. Dentro de poco no podrán comprar el periódico en el quiosco. Pero es que ahora no lo hacían, nunca lo hicieron.
«La mayoría de las personas, fundamentalmente los más jóvenes, buscan la información en otros soportes y la consumen de forma diferente».
El País apenas registró una difusión de 205.500 ejemplares en diciembre de 2015, un 13% menos que un año antes. Las ventas se quedaron en 125.800 ejemplares.
El lector exclusivo de papel se ha reducido a la mitad en la última década (del 38,3 al 20,9%) y es necesario abrir nuevos horizontes. Es cierto que el papel sigue representando el grueso de los ingresos publicitarios de los periódicos. Pero es una cuestión de tiempo.
No tiene sentido mantener una estructura industrial tan costosa para mantener un puñado de lectores cuando se puede orientar el producto a un gran medio digital para el mundo hispanohablante con 450 millones de personas. La apuesta de El País por este mercado también la está jugando el New York Times con su edición en español.
«Será una redacción sin despachos, abierta a la colaboración y al intercambio de ideas, en la que los equipos se entremezclarán para construir nuevas historias. A partir de ahora, en el corazón de la planta principal se instalará un moderno espacio abierto dedicado a la creación y coordinación de información y a su distribución en los diferentes canales. El centro de esa redacción contará con un moderno puente de mando, en el que habrá perfiles periodísticos, de desarrollo tecnológico, de edición gráfica y de vídeo, de diseño, de producción, de medición de audiencias, de redes sociales, de SEO y de control de calidad. Desde allí se crearán nuevas narrativas y nuevas formas de comunicar que seguirán manteniendo a este diario en la vanguardia del periodismo global».
Es cierto que muchos medios nativos digitales llevan años haciendo lo que ha anunciado el director de El País. Por eso, medios como El Confidencial se han convertido en referencia informativa y están desarrollando una marca periodística reconocible y valorada, comiendo terreno a los grandes medios tradicionales.
Son tiempos de cambios, de transformaciones tecnológicas, profesionales, de producto, de redacciones y, por supuesto, de gestores. Toca inventar el periodismo digital sostenible y de calidad.
«El paso del papel a lo digital es solo uno y no el más grande de los muchos pasos que los periódicos tendremos que dar».
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