Hace años, José María García repetía durante sus programas deportivos nocturnos que los periodistas son notarios de la realidad, se limitan a dar fe de lo sucedido. Yo no estoy tan seguro de que lleguemos a tanto, ni siquiera de que eso sea posible.
Está claro que la función del periodista es informar sobre hechos que suceden a su alrededor, pero habitualmente estos hechos están rodeados de unas circunstancias que dan al periodista la suficiente holgura para afrontarlos desde diferentes puntos de vista.
Por eso creo que el periodista no tiene que aspirar a ser un notario, basta con que tenga como objetivo ser preciso, riguroso. La precisión es el arte de contar exactamente un suceso y se logra reflejando el tiempo, el lugar, el entorno, los protagonistas y las condiciones del hecho. No se trata de convertirse en un notario o un contable, sino en narrar con ingenio, claridad, concisión y exactitud la marea de datos que rodean a ese hecho o suceso.
Ser precisos no quiere decir ser complicados o farragosos. No se trata de rellenar un texto con datos, cifras y detalles en una sucesión insufrible de números, fechas, términos técnicos, legales o especializados. La precisión puede ir acompañada de la descripción: se puede dar mucha información en un texto con toques literarios y que tenga el ritmo propio de una narración.
Carlos Salas, en su libro ‘Manual para escribir como un periodista’, da diez reglas de oro del periodismo de precisión que reproduzco a continuación:
- Nada es obvio. Todo hay que confirmarlo una y otra vez.
- No hay que fiarse de las noticias ya publicadas.
- Repasa las cifras. Un dato mal puesto hunde una información.
- Precisa bien las cantidades y relaciónalas.
- Los pies de foto y otros elementos de la noticia son útiles para añadir información.
- Rehúsa las palabras muy técnicas o la jerga profesional.
- Ofrece los datos de forma que puedan permitir las comparaciones.
- Escribe bien los nombres y apellidos, también aunque sean en idioma extranjero.
- Encuentra la palabra correcta dentro de la expresión adecuada.
- Evita los adverbios de tiempo y de cantidad si no van acompañados de una acalaración: ‘muchos’, ‘demasiados’, ‘muy pronto’ o ‘muy tarde’ no sirven de nada si no añadimos la cantidad o fecha exacta.
La precisión se consigue repasando y corrigiendo. Los grandes periódicos y revistas del mundo, las más prestigiosas, tienen a gala velar por la exactitud de sus informaciones, y comprueban todos los datos que ofrecen. Lamentablemente no es lo habitual en estos tiempos. La rapidez, la falta de contraste, de edición y de exactitud en las informaciones son muestra de dejadez profesional.
Sin embargo, la precisión es un valor periodístico fundamental, y genera confianza y seguridad entre la audiencia. Elementos de los que no andamos muy sobrados, y que son muy difíciles de conseguir y extremadamente fáciles de perder.
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