
No sé si guardas un buen recuerdo de las clases extraescolares a las que te apuntaban tus padres. Yo recuerdo que iba a judo, a mecanografía y a inglés, por supuesto.
En mayor o menor medida, las actividades extraescolares forman parte de la educación de un niño. Sin entrar en el debate sobre si los niños tienen muchas extraescolares que les impiden disfrutar de tiempo libre, lo que cierto es que estas actividades, sobre todo si son voluntarias, aportan a los pequeños muchos beneficios.
En concreto le permiten completar su formación, desarrollar aspectos en los que no se incide tanto en el colegio, tales como las actividades deportivas, la música y otras disciplinas artísticas, y descubrir nuevas aficiones.
Con las actividades extraescolares el niño también conoce ambientes nuevos, distintos a la familia y el colegio, donde pasa la mayor parte del tiempo. Y además, generalmente, se desarrollan en grupo, por lo que son un lugar ideal para que nuestros hijos aprendan a trabajar en equipo y a socializar con otros niños.
Pues bien, si estos son algunos de los beneficios que las actividades extraescolares tienen para los niños, ¿te has planteado los beneficios que podrían tener para ti?
Igual que un niño incrementa su formación con las clases a las que acude después del colegio, tú puedes completar tu formación en aspectos/habilidades/conocimientos que no desarrollas en tu trabajo o en la universidad pero que pueden elevar tus posibilidades de empleabilidad.
Creo que hoy todos somos conscientes de la necesidad, casi obligación, de la formación continua. Da igual si te has incorporado hace poco al mercado laboral o si llevas ejerciendo muchos años como periodista; formarse es una parte más de tu trabajo diario.
Ya sea por la rápida evolución de la tecnología, las nuevas líneas de negocio que surgen en periodismo o las nuevas herramientas y especialidades que se desarrollan, es muy fácil que exista una brecha entre los conocimientos que adquiriste en su momento y las habilidades que necesitas ahora para tener éxito.
El problema es que al igual que los niños pasan muchas horas en el colegio y tienen poco tiempo para jugar, los periodistas estamos atrapados con frecuencia en el ciclo frenético e interminable de la actualidad. Estamos desanimados por la crisis de las empresas periodísticas, sometidos a presiones, a trabajo en tiempo real, a mucho hacer y poco pensar.
Por eso te animo a que te plantees las clases extraescolares como una válvula de escape. Igual que juegas al fútbol una vez a la semana con los amigos o haces un curso de cocina, yoga, zumba o macramé para pasar un rato divertido y relajarte, puedes apuntarte a algún curso con el objetivo de desconectar y aprender.
Es necesario que sigamos formándonos a medida que cambia el periodismo, ya sea para encontrar un trabajo, mantener el empleo o progresar en el medio para el que trabajas.
La forma de aprendizaje puede adoptar muchas formas: cursos por internet, un mentor, seminarios web, talleres presenciales, intensivos, conferencias, etc.
Igual que antes te decía que las actividades extraescolares sirven al niño para socializar y hacer nuevos amigos, asistir a seminarios, conferencias, talleres presenciales, etc., te permite conocer a nuevos periodistas y ampliar tu círculo de contactos.
Mi recomendación es que pienses qué te gustaría aprender, qué te motiva, algo que te llame la atención para que no te cueste apuntarte y arrancar. Y también que pienses en nuevas habilidades transferibles, es decir, que te puedas llevar a cualquier puesto de trabajo, como, por ejemplo, herramientas de productividad, gestión de equipos o manejo de hojas de cálculo.
Puedes buscar clases extraescolares porque quieres mejorar tus habilidades digitales en redes sociales o profundizar en el SEO, pero también puede que te interese un curso específico para reforzar competencias periodísticas básicas como escribir, entrevistar o editar. El abanico de posibilidades es enorme. Se trata de probar, experimentar y mejorar tu empleabilidad.
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